Saturday, September 6, 2008

Agosto 2008, RIA Zona Sur - Quito - Daniela

Soy Daniela Molina y tengo muchas cosas por contarles de lo que el Señor ha hecho en mi vida durante este tiempo. Muchas veces yo fui una de esas personas que no podía creer que alguien de verdad pudiera llegar a sentir un gran amor, aquel amor tan grande que Dios nos tiene por nosotros. Pensé que era muy poco probable que de verdad al tener un pequeño “encuentro” con alguien seas capaz de cambiar toda tu vida, pensé que era igual que la magia y que todo dependía de tu imaginación y bueno la verdad yo no he tenido tanta imaginación que digamos, pero no es así ya que el encuentro del Señor de verdad existe y de verdad puede cambiar mucho tu vida.

Este VEM fue uno de los que cambio mi vida drásticamente no por el hecho de compartir con todos mis hermano, sino también porque fue mi primer encuentro con el Señor, dándome así una nueva forma de ver las cosas y de sentirlas y en especial de cambiar mi carácter. No pude estar tiempo completo en el VEM por problemas de la casa pero lo poco que estuve lo desfrute al máximo y lo aproveche lo mejor que pude.

En el entrenamiento aprendí mucho, ya que hubo muchas charlas que siempre quedaran en mi mente, y que me ayudaran mucho durante todo este caminar. “El señor es mi pastor, nada me faltará”, “Con Cristo todo se puede” , “Todo se puede en Cristo que te fortalece”, son unas de las frases que más me impactaron y que siempre las tendré presente y las cuales les uso para que me den un poco más de fuerza, para poder salir al mundo en el quiero ser una persona radical. También en el entrenamiento vi mucha hermandad eso me ayudó mucho ya que la verdad estaba un poco lastimada con todo eso de amistad en esos momentos, tenía amigos, me llevaba bien con mucha gente, pero nunca sentí a una verdadera amiga. Y ahora se que los hermanos de la comunidad son aquellos amigos que de verdad son fieles y sinceros y bueno que si a veces es difícil llevarse bien con ellos, pero es otra prueba más que nos pone el Señor para poder demostrarle de que somos capaces por él.

Una vez terminada esta casa de entrenamiento con el escuadrón de campamentos, es decir, el que yo estaba nos fuimos a nuestro primer campamento de preadolescentes, el cual fue muy divertido, para decirles la verdad a mí me sabían gustar los niños y bueno nacieron mis sobrinos y nada que ver ya no me gustaban. Pero una vez mas ahí dentro de ese ambiente me gustaron mucho y me vino la leve idea de que es muy bueno si les evangelizamos a ellos más, ya que ellos aun no tienen tantos problemas y aun no han vivido mucho, fuera mucho mas fácil y de verdad podría cambiar la vida de muchos jóvenes, pero eso como una idea mía.

Para la casa de hermanas no pude participar pero estoy segura que es por algo que pasan todas las cosas y por eso mismo las dejo en las manos del Señor. Por suerte si pude participar en la actividad que tenia mi escuadrón, el cual era ir al ancianato. La primera vez que estuve ahí adentro bueno lo tomé como una obligación, pero cada vez que me iba acercando más a cada ancianito bueno tenia una felicidad y amor muy grande el cual quería compartirlo con cada uno de ellos. Ellos me devolvieron mi sensibilidad ante ver muchas cosas. Me sentí muy bien abundándolos, acompañándolos, y en especial brindando mi amor. A la vez me sentí muy feliz de ver que los niños que nos acompañaban también experimentaron esa misma sensación.
De aquí vino misiones bueno la verdad a mi si me gustaba la idea desde que vino el vem era como que yo tengo que ir allá, no solo por lo bien que hablaban todos de misiones y de cómo cambio su vida, si no porque era una ilusión que tenia por no haber podido ir la última vez que se fueron, la cual era hace 2 años. Pero también existió batalla ya que bueno como saben no había agua caliente y eso fue muy fuerte para mí, pero bueno por un lado me ayudo a crecer en la fortaleza y en el valor. Bueno a la vez también puedo decir que misiones cambió la forma en que veía las cosas tuve una batalla espiritual muy fuerte dentro de esta vivencia que me ayudó a comprender que el Señor siempre estuvo en mi corazón, que el Señor siempre me cuidó, y que él siempre estará ahí, viendo cada decisión que tome y cada momento que vida. Ya que en esta batalla que tuve, la cual, fue una experiencia muy dura, mis pensamientos y mis ideas estaban dentro de una influencia negativa, los cuales, que luchaban con los deseos de mi corazón. Por eso llegué a la conclusión que en mi corazón siempre estuvo el Señor, a pesar de que el siempre estuvo en mi vida yo fui muy ciega y muy sorda ya que solo hacía caso a lo que decían mis pensamientos. Pero siempre a la final el Señor siempre triunfará, y nosotros seremos siempre esas personas que den el grito de victoria junto a él y por él. Lucharemos siempre para vivir una vida llena de amor y en la cual la paz reine y en especial en la que el Señor reine y sea nuestro único dueño.

Al terminar todo esto estuve muy triste porque no quería volver al mundo, no quería volver a vivir todo esto otra vez. Tenia miedo y temor de caer en el pecado y la tentación, pero debemos a aprender a vivir en el mundo, y ser luz y sal del mundo. Ser transparentes eso es lo fundamental ya que como vamos a dar nuestro testimonio y hablar del Señor y nosotros primeros somos aquellos que le damos la espalda. Me costo mucho pero a la final entendí que el Señor en ese tiempo solo nos estaba enseñando, dando más fuerzas, y preparándonos para poder proclamar si palabra a muchos otros jóvenes que estén perdido en el mundo. Y a esos jóvenes que estén descarriados les ayudemos a volver encontrar el camino del Señor, el camino en el cual desde que nacieron estaban. Va a ser muy duro ir contracorriente, pero yo se que el Señor siempre estará cerca nuestro que el Señor nos traerá refuerzos y nos utilizará como sus instrumentos para hacer su voluntad.

Y solamente me queda agradecerles a todos mis hermanos que estuvieron conmigo en este caminar, a Claudia y Sergio, por siempre ser un gran ejemplo de hijo de Dios, y por ser otros apóstoles que lo dejaron todo y lo siguieron, a Pili y a Diego, por confiar plenamente en el Señor porque a pesar de que ellos pensaron que no pueden, siempre sabían que el Señor era el que iba a actuar a través de ellos y a José Alejandro por devolverme otra vez mi cariño por los bebes . Fue una experiencia que me enseño mucho y que a la vez me dio muchas ganas de seguir adelante y nunca caer porque se que el Señor siempre estará conmigo.

PS: “EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTARÁ”

Daniela Molina

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