Wednesday, September 10, 2008

Agosto 2008, RIA Zona Sur - Quito - Pepe

este VEM fue reconocer que el primer VEM fue una sanación completa del Señor, y por eso ya entendí lo de las lágrimas jejeje pero sí fue una sanación del Señor y quién sabe que cosas más que solo sabe Dios.

Empeze el VEM un poco con la inquietud, y un poco cargado por ser el servidor del entrenamiento realmente días anteriores había ya encontrado mucha paz en el Señor y El en su inmenso amor realmente renovo mi Alianza. Pense que el VEM sería una experiencia solo en servicio, Gozo y obtener más paz en el Señor, pero Dios fue mucho más halla de mis espectativas, durante el Entrenamiento fue aumentar más mi amistad y relación con los varones de Quito, así como tambíen el Señor me quiso usar en sus charlas.

Pero fue en la semana luego del entrenamiento en Casa de Hermanos y con las actividades en las mañanas en el ABEI donde el Señor me confronto mucho como persona, como médico y realmente pude encontrar en cada mirada tierna de los ancianos la mirada de un Jesús necesitado de nuestro amor, de nuestra compañía, de un Jesús que nos decía todos los días acá estoy, descubreme no te canses de mí, pude ver la ternura del ser humano en sus últimos días de vida y en algunos momentos talvez me detenia a pensar que estaría pasando por sus cabezas, y pensaba que tal vez estarían deseando tener nuestra edad para ayudar como nosotros lo estabamos haciendo. Pude encontrar el amor que debemos dar hacia los demás siendo sinceros, y cuanta felicidad podemos provocar en otras personas solo con el hecho de acompañarlos y de estar ahí, y esto no solo lo experimente con los viejitos, sino que tambíen el personal de enfermeria también estaban alegres de ver a los preadolescentes y chicos más grandes como vencian sus miedos y limitaciones para llegar a otras personas.

Vi en los chicos preadolescentes la gran obra que el Señor está haciendo en ellos, dandoles un corazón inocente y entregado y me dí cuenta que no hay que hacer cosas maaravillosas para los chicos simplemente acompañarlos estar con ellos enseñarles donde está Dios y cúal es el verdadero mundo, y solos se van dando cuenta cúan afortunados son de tener todo lo que tienen y que lo que tienen es deber como cristianos compartirlo con los demás.

En casa de hermanos nuestra hermandad se afianzo mucho, y pudimos compartir sinceramente momentos muy agradables como una familia y en un ambiente cristiano, de juegos, y respeto por lo que cada uno le tocaba desempeñar.

Fue la siguiente semana, durante las misiones, cuando al llegar me senti al principio muy tentado en mi carne, ya que a pesar de que ya veniamos viviendo ciertas incomodidades estás eran un poco más, sumandole el hecho que nunca había estado en unas misiones evangelísticas donde fueramos de puerta en puerta a orar y hablar del Señor.

Pero fue aca que pude ver que el Amor de Dios esta presente en todos, en aquel que no tiene nada, en aquel que no calza, en aquel que ni siquiera tiene dientes para masticar, en aquel que no huele bien, en quel que no tiene que vestir, en los niños con sus caritas sucias corriendo por ahí, en hogares donde no hay una cama ni una almohada para recostarse, en hogares donde los muebles se estan desvaratando,....en esto y muchas cosas más pude ver la necesidad de Dios en está gente, y como a pesar de vivir una cultura diferente sin muchos cuidados el Señor los Bendice y los ama.

Vi en está gente corazones humildes que se postraban ante El con un corazón entregado,...como si ellos tuvieran algo de lo que nosotros tenemos, vi su amor pero también la necesidad que tiene esa gente de que los acompañen, ya que muchos no leen, no escriben, y no pueden instruirse o leer la biblia como nosotros. Realmente las misiones fueron un regalo del Señor y un llamado diferente que nos hacía DIos en esas 2 semanas a mirar la realidad, a impactarnos ya no con un retiro comunitario, sino con la realidad del mundo y nos gritaba ven te necesito, y me hacia ver lo afortunado que soy de tener su Amor, una comunidad, una enseñanza, y de ver que todo lo que hay en el mundo no importa si no lo vivimos en Dios en sencilles y humildad. Durante las misiones el Señor estuvo hablando siempre de confiar en El, incluso en las misas, y fue así que vi que mi vida en ese momento estaba llena, plenamente gozosa en Cristo en ese lugar de tanta humildad, porque sabía que Dios estaba a mi lado, estaba con mi pueblo, y estabamos predicando y Dios obrava en los corazones de esas personas y de los demás chicos adolescentes que estuvieron en las misiones, sus sonrisas eran regalos del Señor para mi. Encontré también la voz del Señor en un sacerdote que me confeso, que me dió ánimo en confiar en Dios y en dejarme alcanzar por el Señor, paso a paso sin afanarme, sabiendo que no me escoge por un liderazgo, o por mi capacidad sino por que me Ama, y es por eso que me siento ahora un digno hijo de Dios no por mis méritos si no por el Amor de Jesús, que ha abierto mi corazón a su confianza, ya no confiando en mis fuerzas, sino en EL...y sigo luchando por eso.

Amen!!!

Dios los Bendiga

Pepe

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